viernes, 29 de octubre de 2010

Izquierdas, Verdes y sistema electoral (I)


Si todos pensásemos exactamente igual no existiría progreso humano. Es a partir de personas que pensamos distinto y nos atrevemos y esforzamos en compartir nuestras ideas de forma constructiva, con aprecio y respeto, que se pueden encontrar algunos puntos de conexión e, incluso, a veces las síntesis sinérgicas que hacen posible que el resultado del trabajo común de los individuos que están cooperando sea mayor que la suma de los trabajos individuales.

Debatiendo con los chicos de EQUO, la nueva fundación política impulsada por el Sr. J. López de Uralde, ex Director de la asociación cívica ecologista pacifista Greenpeace en España, un amigo con el que precisamente colaboro de forma satisfactoria en una campaña cívica pacifista —ya que estamos, súmense si están de acuerdo a la misma— me dio una idea.

Una buena idea que me permitió seguir razonando para comprender mejor lo que me rodea y actuar consecuentemente, que debe ser lo que inspire a todo ser con aspiración de actuar racionalmente. Hablábamos sobre la —que yo creo— necesidad de saber afrontar con pragmatismo —sin que ello suponga renunciar a ser honesto y genuino; eso jamás— la Ley Electoral injusta que padecemos por voluntad de los dos bipartidistas masivos y sus aliados de las derechas regionalistas o nacionalistas periféricas.

El escrito que daba origen al debate era éste.

Los partidos políticos y movimientos ciudadanos que deseen abrir brecha en ese bipartidismo oxidante de nuestra sociedad deben tener presente cómo funciona nuestro sistema electoral, ya que pretenden operar dentro del mismo y obtener unos resultados en el proceso.


Ley electoral injusta

Como llevo estudiándolo desde el año 2.008, puedo asegurarles que no es una exageración llamar a este sistema electoral vigente "trampa legal" y denunciar dialécticamente que la Ley Electoral contradice la letra y el espíritu de la Constitución Española. Lo cual no deja de ser paradójico, pues parte de sus condicionantes están incrustados en la propia Constitución.

La Constitución exige que la ley electoral sea proporcional. Eso significa que, si dos partidos políticos obtienen los mismos votos de los ciudadanos debe asignárseles el mismo número de asientos parlamentarios o escaños.

En la práctica vemos como a dos partidos políticos (a sus votantes), "casualmente" siempre los mismos (P.P., P.S.O.E.), el sistema les asigna 15,3 asientos aprox. por cada 1.000.000 (millón) de votos. A otros (como E.R.C., CiU, C.C.), el caso que debería ser normal, se les asigna aprox. por cada millón de votos 14,2 asientos, escaños o diputados. En cambio, a otros (como I.U., VERDES, P.A.C.M.A. o UPyD) el sistema les asigna aprox. por cada millón de votos ¡2,0 escaños!

Estos números son estimaciones. Puede verse cómo funciona el asunto con mayor profundidad y exactitud en 1voto1asiento.blogspot.com (1v1a; mismos votos, mismos asientos) y toda su documentación asociada, publicada precisamente para eso, para que se sepa acerca del problema y se exijan soluciones.

Soluciones muy sencillas si se quiere. El Consejo de Estado publicó un informe en el que proponía algunas. Coincidía con lo que algunos habíamos propuesto antes. Con la diferencia de que lo hicimos como aficionados, aunque en menor tiempo y sin cobrar. Los partidos políticos que se benefician directa e indirectamente de la trampa electoral legal actuaron como obstruccionistas. P.P., P.S.O.E., CiU y P.N.V. tomaron dicho informe del Consejo de Estado, que ellos mismos habían solicitado, y lo arrojaron a la papelera.

Unos tres años perdidos para nada, entre que se puso fecha para el grupo de "trabajo", se solicitó el informe, se preparó y entregó, lo leyeron y lo ignoraron. Viva el partidismo egoísta que se carga países.

Como digo, para profundizar en todo esto y comprobar que no me lo invento y que hablo como ciudadano que desea votar sin chantajes de los partidos políticos que me han de servir —pues son nuestros servidores públicos y no nuestros jefes—, que hablo pensando en todos los votantes y no sólo en los de algún partido o partidos, puede consultarse 1voto1asiento.blogspot.com (1v1a; mismos votos, mismos asientos) y todo lo allí contenido.


¿Por qué es importante la proporcionalidad electoral voto-escaño? Muy sencillo. Teóricamente vivimos en una Democracia. Demos Kratos: el poder ejercido por el Pueblo. Nuestra Democracia es, sin embargo, representativa o indirecta. Es decir, que no actuamos directamente en el ejercicio de nuestro Poder soberano como Pueblo, sino que delegamos periódicamente el mismo en el Poder Legislativo, en los partidos políticos que conforman el Parlamento (Congreso y Senado) en cada legislatura. Hay otros sistemas de representatividad, como el directo o el mixto.

La representatividad va unida en nuestro sistema indirecto, así, inseparablemente a la proporcionalidad. Pues, en ausencia de proporcionalidad, el voto de un ciudadano puede tener más poder que el de otro. Por ejemplo asignándosele más escaños o votos legislativos. Se rompería entonces con la representatividad. Y, como teóricamente nuestra Democracia es representativa, en tanto que tenemos el Poder democrático popular delegado mediante representación indirecta, si nos quedamos sin representatividad, nos quedamos sin Democracia. Unos ciudadanos "mandarían" más que otros y las leyes serían hechas en realidad sólo representando a unos pero debiendo ser obedecidas por otros.

Agárranse fuerte a su asiento: esto está pasando en España desde la reinstauración de nuestra Democracia en el 78. Hay unos ciudadanos cuyo voto vale 7 veces más —y la situación se agrava en cada proceso electoral— que el de sus vecinos. ¡Así va el país!

No es un tema baladí, como ven. Se dirige directamente al significado y el contenido de nuestra Democracia, en tanto que sistema representativo indirecto.

Los países con mayor justicia social económica del mundo, los de menos pobreza, con menos criminalidad, mayor cultura, mayor inclusión social, sistemas económicos productivos menos contaminantes, con todo lo que se les quiera achacar, los hallamos en Escandinavia. Allí, incluso con monarquías unitarias —en lugar de la república federal tenida por ideal por muchos—, vemos como todo eso es posible como en ningún otro lugar en el mundo. Tienen, adivínenlo, sistemas electorales muy proporcionales.

Conviene leer, a este respecto, al inestimable Prof. V. Navarro en este excelente artículo suyo.


Algunos atacan la proporcionalidad diciendo que fomenta la fragmentación de los parlamentos haciéndolos inestables. Qué quieren que les diga: es como decir que hay que proteger a la gente de la Democracia. Señalan el caso ejemplar de la Rep. Italia. Con el debido respeto, quizá el problema sea otro, como la madurez social democrática de cada sociedad —vaya la nuestra por delante, que tenemos lo nuestro para mirarnos antes que señalar lo de nadie—.

Alemania y los Escandinavos tienen sistemas electorales muy proporcionales y no han padecido históricamente los problemas que aquéllos señalan en el caso italiano y pretenden extender a la proporcionalidad misma.

Como curiosidad aclararé que elaboré dicho estudio ("Un voto, un asiento", %v = %a) pensando (hipótesis) que la denuncia periodística que me motivó a hacerlo era falsa o errónea. No podía ser que unos ciudadanos españoles obtuviesen 1 diputado con los mismos votos con los que otros ciudadanos obtenían 4 diputados. En mi país, ante mis narices y sin haberlo oído hasta ahora. Imposible. Eso pensaba.

Pues, sorpresa negativa, en 2.008, año en que realicé mi medición, la distorsión aumentó. Ahora hablamos de 1 a 7. El voto de unos ciudadanos de este país vale 7 veces que el de otros vecinos suyos. ¿Quieres caldo? Pues toma dos tazas.

La tendencia de la distorsión es creciente si tomamos un histórico de las Elecciones Generales (legislativas), por lo que algunos llaman efecto dinámico (o subjetivo) de la distorsión (versus el efecto estático u objetivo).

No les complico más con esto y pasaremos a lo siguiente, ya en el próximo escrito. Ha quedado lo que me dijo mi amigo D. y que me hizo reflexionar como un McGuffin, que diría el cineasta A. Hitchcock. Queda pendiente. En el siguiente escrito, más.


2 comentarios:

  1. Empiezo a sentirme mal cuando leo textos como este. Por una razón, la rabia me inunda, y además la impotencia me produce un bajón de ciudadanía.Pienso cuántas personas pagan grandes sumas de energía (económica y moral) por aprobar cualquier curso en cualquier universidad y garantizo que a menudo no han adquirido conocimiento alguno. Asi nos va. Espero la honestidad suficiente como para que adquiramos conocimientos adecuados a nuestro deseo de ciudadanía.
    Gracias, por su trabajo. Me satisface poder leerlo.

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  2. Me alegra verla por aquí, belijerez :-)

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